lunes, 23 de julio de 2012

Hoy... Pepina en la cocina

Hoy hice una pizza y me salió tan rica que quiero compartir la receta con ustedes. Les cuento que es una pizza de harina integral orgánica y es súper sencilla de hacer. Muchas veces creemos que cocinar sano es una tarea que requiere de mucho esfuerzo pero no es cierto. Con pocos ingredientes y mucho amor podemos hacer comidas riquísimas y sanas para compartir.
El método de preparación de esta pizza integral es igual al de la harina blanca pero tiene muchos más beneficios para nuestra salud.

¿Por qué elegir harina integral?
El harina integral se realiza moliendo el grano entero, con su cáscara y el germen, por esto conserva las proteínas, vitaminas y minerales. Asimismo, las fibras vegetales son esenciales para ayudar en la evacuación a arrastrar toxinas que quedan en el tracto intestinal.
En cambio, el harina refinada o blanca es aquella que se produce extrayendo solamente el grano de trigo de la cáscara. Tanto ésta como el germen son descartados, quedando exclusivamente el almidón. No contiene las mismas propiedades nutricionales ni la fibra que es tan importante en nuestra dieta.
Debido a estos procesos, la absorción es mucho más rápida y produce efectos no tan saludables.

Ahora sí... vamos con la receta.
Para la masa:
1 kg. de harina integral1 sobre o un cuadradito de levadura de cerveza (de panadería)
1 cucharadita de azúcar
1 cucharada de sal
1/2 pocillo de café de aceite
Agua, cantidad necesaria


En una taza colocá la levadura junto a una cucharada de harina, una cucharadita de sal y un poquito de agua tibia (cuidado con la temperatura, no uses agua caliente). Mezclá hasta disolver la levadura y dejá fermentar unos 10 minutos. 
En un bowl, colocá el harina, agregá la sal y mezclá bien, hacé un hueco en el centro y agregá el aceite, luego la levadura fermentada e incorporá el agua de a poco mientras mezclás. Tenés que ir armando el bollo en el bowl (para evitar hacer mucho desparramo con el harina y el agua). Una vez que tengas una masa más o menos armada, pasar a la mesada. Podés ir agregando agua de a poquito, primero quedará una masa un poco pegajosa pero hay que seguir amasando sin agregar harina. ¡Este es el secreto! A medida que el harina vaya consumiendo el agua, te quedará un bollo suave y se despegará de la mesada sin necesidad de agregados. (Tené en cuenta que el harina integral absorbe más líquido que el harina refinada).
Una vez hecho este proceso, dejá levar en un lugar cálido cubierto con un paño hasta que duplique su volumen. Luego desgacificala, golpeándola contra la pesada o con un palote y colocá en moldes o pizzeras. Dejá levar un ratito más antes de llevar al horno con la cubierta elegida.


Para la salsa:
500 gr. de tomates frescos
2 cucharadas soperas de aceite
1 cebolla grande
1 cucharadita de sal
1 pizca de pimienta
1 pizca de azúcar
2 ajos
1 cucharadita de orégano
Otros condimentos a elección

Primero, cortá los tomates en cubitos y pasalos un poco por la procesadora (también podés usar una lata de tomate al natural). Sofreí la cebolla y los ajos con una pizca de pimienta hasta que estén blancos, agregá el tomate, la sal, el azúcar y los demás condimentos. Dejar cocinar a fuego mínimo hasta que alcance el primer hervor. Colocar sobre la pizza.
Así podemos precocinar las pizzas en horno fuerte, durante unos 15 minutos.

Para la cobertura:
¡Podés usar lo que quieras! En este caso, fue muy sencillo. Solo queso cortado en cubitos pero también podés usar verduras, champignones o solo salsa con diferentes condimentos. 
Una vez que la masa está precocida, colocás el queso y llevás al horno unos minutos más para que se derrita.
Para terminar, podés usar provenzal que queda riquísimo. Picás perejil fresco y 2 ajos, los colocás en una tacita con un chorrito de aceite y vinagre blanco, mezclás y lo vertés de a cucharaditas sobre la pizza terminada. ¡Queda genial!

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